La vida es dura ¿comparada con qué?
- Sarai Portes
- 11 ago 2019
- 3 Min. de lectura
Hace unas semanas me paso esto que les voy a contar. Para que me conozcan un poco más, soy una venezolana que vive Chile y como todo extranjero (o en su mayoría) solemos extrañar a personas queridas que tenemos lejos y más en esos días en los que se está más sensible de lo normal.
Era un día de reunión con mis amigos de la Igle y al final se me acerca una de mis amigas y me dice: “amiga justo ayer soñé que te invitaba a mi casa a una reunión familiar y te decía, puedes venir cuando quieras, no estás sola”. En ese momento “reventó la olla”, porque justo en esa semana extrañé mucho a mi familia. Salí al metro con los ojos hinchados y seguí llorando en el camino, no podía parar, una amiga venezolana me acompañó unas estaciones y pude desahogarme aún mas porque vivimos en carne propia la misma situación. Ella se bajo en su estación y yo seguí en lo mismo, en ese momento la vergüenza no tuvo fuerza, necesitaba desahogarme, me tapaba los ojitos pero no podía disimular.
De repente, se sentó una muchacha al lado y compró dos chocolates a un vendedor ambulante, luego me tocó el hombro y me dijo: “toma (me da el chocolate) yo tengo cáncer y me voy a morir pronto, hay que seguir adelante nomás, así que ánimo”.
Ese comentario me hizo llorar aún más fuerte, como pude le di las gracias y le dije “me acordé de un mensaje que escuché una vez, que decía que las personas que más han sufrido son las más sensibles y eso que hiciste por mí no lo hubiese hecho cualquiera”, luego me contó su historia, me dijo que ahora estaba mas delicada porque cuando se enteró del cáncer estaba embarazada y tuvo que posponer la quimio pero igual el bebé murió, cuando me contó lo del bebé se le aguaron los ojos, luego rápidamente siguió hablando con toda la firmeza y serenidad con la que me dio ánimo desde el principio. En medio de toda esta conversación y llanto una muchacha que estaba al frente empezó a llorar. Sin duda Dios hizo algo lindo, éramos tres extrañas conmovidas en el mismo momento por situaciones distintas. Para mí fue sanador.
El dolor que puede sentir cada persona en diferentes aspectos es válido, solo queda de parte de cada quién como transformar ese dolor en mayor sensibilidad o en amargura endureciendo el corazón. Elsa es el nombre de la valiente, luchadora y sensible mujer que conocí en el metro, cuanta fuerza me transmitió ese día. Lo único que le pregunte fue su nombre por eso no he sabido más de ella pero solo les pido que si leen esto oren para que Dios la sane por completo y siga cumpliendo su propósito en ella.

Recomendaciones de té
En honor a esa valiente y fuerte mujer desconocida, les hago la siguiente recomendación:
Elsa Tea:
Té de ajenjo.
El té de ajenjo tiene un sabor un poco amargo, pero sus beneficios son increíbles para nuestro organismo, de hecho, se le considera como uno de los mejores antibióticos naturales que existen. Una infusión ayuda a reducir molestias ocasionadas por la indigestión y acidez estomacal, también puede resolver problemas menstruales, entre otros.
Es importante mencionarles que el consumo de este té debe ser con moderación y que preferiblemente debe ser recetado por un nutricionista o médico especializado.
Deseo que puedas transformar tu situación difícil en mayor sensibilidad así como Elsa. Si les gustó el mensaje compártelo.
Tea Messages, siéntete bien por dentro y por fuera.
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